Los jesuitas italianos quieren abrir conventos en la comunidad virtual. Para eso, enviarán a sus misioneros.
Los jesuitas italianos analizan enviar misioneros internautas para evangelizar a los cerca de 8 millones de personas que residen en el mundo virtual de tres dimensiones llamado Second Life (Segunda Vida) de internet. La osada propuesta fue hecha por un sacerdote y será publicada en la revista de la congregación católica Civiltá Cattolica, que está siendo examinada en el Vaticano.
Para el sacerdote jesuita Antonio Spadaro, autor del artículo, "hay espacio para Dios en la realidad virtual. En Second Life existen grupos y lugares de carácter religioso y espiritual". Ese mundo, según el jesuita, en el que sus residentes tienen la oportunidad de reinventarse y vivir una segunda vida, así como adquirir residencias y hasta construir mansiones o catedrales, es una "tierra de misión".
"Los espacios espirituales se ampliaron y algunos advierten la necesidad de crear lugares para orar, así como conventos y monasterios para meditar", sostiene Spadaro. La idea fue lanzada tras comprobar que el fenómeno se está expandiendo, sobre todo entre los jóvenes. La propuesta es bien vista en el Vaticano, que considera la creación de un misionero internauta un desafío para la propia Iglesia.
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►La Razón
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Para el sacerdote jesuita Antonio Spadaro, autor del artículo, "hay espacio para Dios en la realidad virtual. En Second Life existen grupos y lugares de carácter religioso y espiritual". Ese mundo, según el jesuita, en el que sus residentes tienen la oportunidad de reinventarse y vivir una segunda vida, así como adquirir residencias y hasta construir mansiones o catedrales, es una "tierra de misión".
"Los espacios espirituales se ampliaron y algunos advierten la necesidad de crear lugares para orar, así como conventos y monasterios para meditar", sostiene Spadaro. La idea fue lanzada tras comprobar que el fenómeno se está expandiendo, sobre todo entre los jóvenes. La propuesta es bien vista en el Vaticano, que considera la creación de un misionero internauta un desafío para la propia Iglesia.
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